REPRESENTACIÓN TEATRAL DE LA OBRA "EL TESTAMENTO DE DON PEDRO"

      Uno de los grandes retos de los actos de celebración del Séptimo Centenario fue la representación de una obra teatral de recreación histórica, en la que participaron más de treinta actores, 26 de los cuales eran de Valderrobres, interviniendo también una actriz de Fuentespalda, una de Beceite y otra de La Fresneda. Estos actores se mezclaron con otros semiprofesionales del grupo AB Producciones Medievales, bajo la dirección de Adolfo Barrio.

      Antes de la representación, los actores locales estuvieron realizando varios ensayos desde el mes de marzo. Además intervinieron los niños del Colegio Público Vicente Ferrer Ramos que interpretaron bailes medievales en dos momentos de la obra.

      La obra fue un verdadero éxito de público y de crítica y son de destacar las interpretaciones llevadas a cabo principalmente por Jesús Calvo, Onofre, Enrique Segurana y Mario. Los mejores momentos de la obra fueron la muerte de don Pedro, las disputas entre el rey y el arzobispo y la llegada del arzobispo a Valderrobres y su enfrentamiento con el administrador. También gustaron mucho los bailes medievales y la danza de la muerte.

      La obra se desarrolló en siete actos, fue escrita por Adolfo Barrio y la documentación histórica fue aportada por Manuel Siurana.

RESUMEN DE LA OBRA:

      La obra de teatro "El testamento de don Pedro" es una recreación histórica en siete actos, basados en los hechos reales ocurridos en nuestros pueblos.
      El primer acto se desarrolla en el Palacio Real de Huesca en junio de 1307, momentos antes de que el rey de Aragón, don Jaime II y el obispo de Zaragoza, don Ximeno, se disponen a firmar la concordia sobre la Peña de Aznar Laganya (Valderrobres, Beceite, Fuentespalda, Torre del Compte) y Mazaleón.
      El segundo nos hace viajar en el tiempo hasta el Palacio Real de Zaragoza en el año 1175, cuando, tras la reconquista de estas tierras, el rey de Aragón, Alfonso II, las concedió como feudo al obispo de Zaragoza, don Pedro Torroja, quien, a su vez, se las cedió a Fortún Roberto.
      El tercero se desarrolla en 1183, momento en el que se concedieron cartas de repoblación para estos lugares.
      El cuarto tiene lugar en Valderrobres en 1270, cuando los miembros de la familia Oteyza deciden crear una hermandad adoptiva para que todas sus tierras sean de quien sobreviva.
      El quinto se ambienta en Valderrobres durante la Semana Santa de 1305, cuando, tras la muerte de don Pedro López de Oteyza, el arzobispo de Zaragoza quiere hacer valer sus derechos sobre estos pueblos.
      El sexto recrea el entierro de don Pedro López de Oteyza y la lectura de su testamento, el día de Pascua de 1305.
      El séptimo nos lleva de nuevo al punto en el que había quedado el primero, el 26 de junio de 1307.